miércoles, 24 de abril de 2013





FRANCIS CAAMAÑO: 
Sin lugar a dudas que los servicios de inteligencia de los Estados Unidos estaban informados, día a día, de todos los pasos que Francisco Caamaño Deñó daba en Europa en sus relaciones con el gobierno cubano y de las indiscretas actividades de los revolucionarios dominicanos, particularmente de los sobrevivientes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en proceso de disolución y el naciente Partido Comunista Dominicano (PCD).
Hugo Castro era el coordinador y común denominador de todas esas actividades, convertido ya desde hacía mucho tiempo en confidente de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, (CIA). Después de nuestra salida de Europa y nuestro regreso clandestino a la República Dominicana fue a este grupo de revolucionarios criollos inexpertos, indiscretos, y frívolos, acompañados de Hugo Castro, a quienes les correspondió la tarea de auspiciar el viaje a Cuba de Francisco Alberto Caamaño Deñó; a ellos se sumaron aventureros y aventureras sin ninguna experiencia política que actuaban con un absoluto y total desconocimiento del poder y la experiencia de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos de América.
Así se preparó el viaje de Francisco Alberto Caamaño Deñó a Cuba y le correspondió a Hugo Castro la responsabilidad de acompañarlo a la estación de la Gare du Nord, del ferrocarril francés que lo transportó a Checoslovaquia, en su capital Praga, adonde abordó el avión que lo llevó a Cuba.
Horas después de haber llevado Hugo Castro a la estación del ferrocarril que transportó a Caamaño abandonó territorio de Francia y se trasladó a los Estados Unidos llevando con él voluminosos legajos de documentos,  fue recibido como un agente internacional que le había prestado a ese país extraordinarios servicios. A partir de ese momento los servicios de inteligencia de los Estados Unidos pusieron en ejecución un plan para separar y distanciar al coronel Caamaño de los militares del ejército que habían combatido bajo su jefatura a partir del 24 de abril de 1965.
Cuando salí de Europa y regresé a la República Dominicana, después del “triunfo” del doctor Joaquín Balaguer, había conversado muchas veces con Francis e inclusive después de la llegada a Inglaterra del general Fausto Caamaño, su padre, que había estado allí enviado por Juan Bosch ofreciéndole la candidatura a la presidencia de la República, porque don Juan estaba convencido que él no ganaría las elecciones frente a Balaguer con el país ocupado militarmente por tropas estadounidenses.

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